lunes, 3 de enero de 2011

Suecia, la educación, la superpoblación y Europa

Sr. Punset, en Suecia una sueca puede quedarse en casa cuidando de su bebé durante 18 meses con sueldo (y más tiempo sin sueldo, conservando tu puesto de trabajo), cosa impensable aquí. En este mismo país, si te jubilas antes de los 65 o 70, tu pensión será muy inferior a la que obtendrías a partir de esas otras edades. Con lo que, o trabajas hasta esas edades o tendrás una economía muy ajustada.

Hay más cosas interesantes de Suecia.A partir de los 18 (o antes), los suecos se independizan. Pueden hacerlo, solicitando al estado una ayuda mensual (como si fuera un sueldo). Ayuda, que más que ayuda es un préstamo, que tendrán que devolver. Nada de becas “por la patilla”. Me parece mucho más justo.


Esto es lo que dice Eduard Punset:

"Las estadísticas nos enseñan que eso es rotundamente falso. Países como Suecia o Suiza arrojan las tasas de desempleo global más bajas, al tiempo que en los mismos países las tasas de ocupación o empleo del segmento de los “mayores” son las más elevadas. Estamos hablando de la franja de edad que va desde los 55 hasta los 64 años, cuya productividad es tan intensa que crean muchísimos más puestos de trabajo de los que bloquean a los jóvenes.
Otra sorpresa que revela la ciencia. Ahora resulta que en países como Suecia –que se caracteriza por tasas elevadas de fertilidad en la población femenina– más mujeres disponen de un puesto de trabajo que en países como España o Alemania –que son conocidos por su baja tasa de fertilidad–.
Menos hijos igual a menos empleo femenino o, para ser justos, menos empleo para poder ocuparse del hijo único. El gran hallazgo que debieran estudiar con atención los políticos ha consistido en descubrir que la categoría de jóvenes europeos con mayor número de hijos se da en aquellos países que permiten tanto al padre como a la madre reconciliar sus demandas familiares con las laborales.
No es la primera vez que nuestros lectores reclaman, con razón, a sus gobiernos corregir la injusticia de la falta de ayudas, profesionalización y modernización de las guarderías infantiles. La mayor parte de las madres jóvenes no sabe de dónde sacar los recursos para sufragar ese gasto exorbitante en su estrategia de compromisos.
Por último, lo que demuestran los estudios más recientes de la diversificación por género y edades de la población europea es que las tendencias demográficas negativas –como las bajas tasas de fertilidad femenina, las emigraciones masivas o incluso la pérdida de población– sólo podrán compensarse con una profunda reforma educativa.
Aunque ahora parezca imposible o lejano, llegará el día en que las empresas competirán entre sí por conseguir jóvenes dotados con las competencias necesarias para impulsar la innovación y el crecimiento.

Las estadísticas nos enseñan que eso es rotundamente falso. Países como Suecia o Suiza arrojan las tasas de desempleo global más bajas, al tiempo que en los mismos países las tasas de ocupación o empleo del segmento de los “mayores” son las más elevadas. Estamos hablando de la franja de edad que va desde los 55 hasta los 64 años, cuya productividad es tan intensa que crean muchísimos más puestos de trabajo de los que bloquean a los jóvenes.
Otra sorpresa que revela la ciencia. Ahora resulta que en países como Suecia –que se caracteriza por tasas elevadas de fertilidad en la población femenina– más mujeres disponen de un puesto de trabajo que en países como España o Alemania –que son conocidos por su baja tasa de fertilidad–.
Menos hijos igual a menos empleo femenino o, para ser justos, menos empleo para poder ocuparse del hijo único. El gran hallazgo que debieran estudiar con atención los políticos ha consistido en descubrir que la categoría de jóvenes europeos con mayor número de hijos se da en aquellos países que permiten tanto al padre como a la madre reconciliar sus demandas familiares con las laborales.
No es la primera vez que nuestros lectores reclaman, con razón, a sus gobiernos corregir la injusticia de la falta de ayudas, profesionalización y modernización de las guarderías infantiles. La mayor parte de las madres jóvenes no sabe de dónde sacar los recursos para sufragar ese gasto exorbitante en su estrategia de compromisos.
Por último, lo que demuestran los estudios más recientes de la diversificación por género y edades de la población europea es que las tendencias demográficas negativas –como las bajas tasas de fertilidad femenina, las emigraciones masivas o incluso la pérdida de población– sólo podrán compensarse con una profunda reforma educativa.
Aunque ahora parezca imposible o lejano, llegará el día en que las empresas competirán entre sí por conseguir jóvenes dotados con las competencias necesarias para impulsar la innovación y el crecimiento."

Eduard Punset

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