El año 2010 podría ser el año en el que se inicia la transformación hacia una forma más democrática en la Jefatura de Estado de Suecia. A principios del año pasado, ocho de cada diez suecos apoyaban la monarquía. A finales de 2010, las encuestas de opinión muestran un apoyo para la erradicación de la monarquía hereditaria y muchos suecos están convencidos de que es sólo cuestión de tiempo antes de que la monarquía desaparezaca en favor de una República Sueca.
Si el apoyo a la monarquía sigue cayendo en la misma proporción que en la última década, es razonable suponer que va a existir una mayoría a favor de la República en un plazo de diez años. Con este escenario, la población de Suecia necesita tener acceso a mucha más información y conocimiento de lo que significa una República. Los medios de comunicación y los políticos se van a ver en la necesidad de destacar la cuestión republicana como una posibilidad factible. El año 2011 promete ser un año muy emocionante para Suecia, que tiene esperanzas en ser el primer país de las actuales monarquías en abordar la desaparición de dicha institución medieval.
Según los últimos estudios, la proporción que dice que quiere mantener la monarquía ha disminuido desde el 68 hasta el 56 por ciento en sólo seis años. Dos encuestas realizadas en nombre de la Asociación Republicana de Suecia han confirmado una reducción en el apoyo a la monarquía. Más gente cree que un cargo institucional de carácter hereditario es incompatible con la democracia moderna, en comparación con el número de los que piensa que los dos son compatibles.
La corte real sueca ha desarrollado una base de poder alternativa para una institución que no tiene poder formal. Se trata de un sistema de sombras que, obviamente, está en contradicción con los principios de la democracia y la transparencia.
La membresía de la Asociación Republicana de Suecia aumenta considerablemente. Es obvio que a medida que la atención se dirige contra la familia real, se hace cada vez más claro que se trata de una institución anacrónica y absurda. Para un número creciente de ciudadanos suecos, este descubrimiento ha llevado a la decisión de pertenecer a la Asociación Republicana.
Los medios de comunicación suecos se prestaron a maquillar la imagen de la institución con el fin de legitimar su existencia basándose en lo siguiente: el nacionalismo sentimental, nostálgico y vagas referencias a la tradición y la historia. Los medios se recrean mostrando a la clase monárquica ensalzando sus títulos, ropa, joyas y medallas y los lugares en los que sólo este grupo exclusivamente seleccionado accede. Gran parte de la sociedad sueca siente inquieta ante una Jefatura de Estado que la coloca como objeto de sumisión, como un eco de una sociedad feudal.
Sólo noventa años han pasado desde que las mujeres suecas finalmente consiguieran el derecho al voto, y en las últimas décadas el movimiento LGBT ha ejercido su lucha por ver reconocidos sus derechos. La monarquía sueca puede parecer relativamente inofensiva, pero las similitudes son evidentes cuando los argumentos que la misma considera para su existencia se basa en la desigualdad institucionalizada, y se coloca en la cúspide de las jerarquías hereditarias.
El hecho de que el jefe de Estado sueco sigue siendo nombrado en base a ”principios de sangre” está muy anticuado y es indigno de una democracia moderna. Sin embargo, las sociedades están cambiando, y esto ocurre a través de los esfuerzos de personas con imaginación suficiente para concebir algo más allá de lo establecido. Por lo tanto, nos permitimos ser visionarios, confíamos en que el futuro traerá la reforma de la libertad política, sexual y religiosa a través de una República.
Lamentablemente, debemos concluir que la fuerte tendencia republicana entre la gente común hasta ahora no han ido acompañadas de discusión y debate en el Parlamento sueco. Sin embargo, esperamos y creemos que la crónica del año que viene se podrá informar sobre el avance de la forma de gobierno sueco. Sería un paso decisivo hacia la verdadera forma de gobierno que corresponde a una democracia.
COMENTARIO: No cabe duda que un nuevo sistema productivo, económico y la globalización social que Europa sufre en los últimos años con la creación y consolidación de la UE puede traer consigo cambios profundos. O se va hacia el lado de la monarquía como se está ahora o se va hacia el lado republicano, siempre y cuando se hable de estados democráticos no creo que genere muchas reticencias entre los ciudadanos eupeos.
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